Hace unos días un amigo me envío un video donde hacían comida, pero en miniatura. Sí, una ternura, aunque sólo uno. Lo que pasa es que si veo muchos videos me da nervios. No sé si es la precisión, esa pinza que sostiene un arroz, o la sartén, los huevos y ese detalle que puede hacer que todo sea un desastre.
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Bueno, desde un lado más positivo de la vida, es claro que las comidas en miniatura tiene muchas/os seguidores/as, y qué bueno que lo relacionado a la gastronomía gana terreno como una interesante actividad, desde diversos y entretenidos puntos de vista. Ya hace un tiempo les contamos de las esculturas en miniatura que dan ganas de comerlas todas, aunque muchas de estas sean joyas. ¡Una belleza!
El atractivo de los videos también tiene algo de infancia y ternura. Recordar esos juegos en tamaños pequeños, por ejemplo, además de observar cómo hacen todo el montaje en el registro, desde el fuego, los cubiertos, platos, las mesas, bandejas. Todo.
Hay quienes declaran se dependientes de los videos. Verlos a toda hora es parte de la rutina diaria. ¿Por qué sería un problema? Un tiempo los videos de PES, especialmente los que involucran alimentos, también fueron objeto de obsesión, como ese tema musical al que pones play una y otra vez. La creatividad en éstos también es otro ingrediente clave -y no en miniatura- del canal de YouTube que ha conquistado los corazones culinarios.
Todo bien. Lo rico es que seguimos sorprendiéndonos y la cocina ocupa un lugar importante en esta entretenida forma de obsesión mientras no primen los nervios, mejor todavía.