Cocinar también es un momento para poner atención en aquellos ingredientes que luego de la obra maestra, y su posterior alegre consumo, sobran. Esos que quedan renegados a la basura o un lugar en el refrigerador, sin tapa y perdiéndose en el tiempo.
Pero este mál hábito puede cambiar, ¡y cuan necesario es! Porque poniendo más cuidado en estos temas, se puede ahorrar, cuidar la salud y mantener tus alimentos frescos para ser consumidos cuando lo prefieras.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura, FAO, nuestro planeta desperdicia un tercio de la comida que se produce, el equivalente a 1.300 toneladas al año. El primer paso es la conscientización de esta problemática y reconocer que es responsabilidad de cada quien poder hacer algo al respecto.
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Para comenzar a actuar, y hablar menos, dejamos algunos consejos que se desprenden de una interesante guía elaborada por la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios, un completo informe interactivo para informarse y acciones inmediatas para llevar a cabo.
La importancia de hacer una lista de compras
No es necesario que sea eterna, sino lo más inmediato y necesario para comprar. Si tienes una cena especial o quieres programar la comida de la semana, hacer este “check” te ayudará a organizar, ahorrar y no comprar demás. Importante es llegar a hacer la compra con algo de comida en el estómago, ser un/a comprador/a hambrienta llevará a poner en el carrito más cosas de las que dice la lista.
Guardar como corresponde
Si no ocupamos todo el zapallo o el cilantro, guardarlo como se debe permitirá volver a utilizarlo en óptimas condiciones en un breve lapsus de tiempo (tampoco se trata de que quede eternamente guardado “porque lo hice bien”). Lo correcto es separar los alimentos y no revolver todo en un mismo espacio; envolver en papel de diario las verduras, dejándolas en la última fuente del refrigerador o heladera, ese cajón que proporciona independencia de una posible contaminación cruzada. Por último, considera guardar los nuevos alimentos detrás de los antiguos, para ocupar estos últimos lo más pronto posible.
Sobre esto, la guía señala:
En cuanto al frigorífico, la temperatura de la nevera debe estar entre 1ºC y 5ºC y la del congelador alrededor de -18ºC. A la hora de guardarlos en el frigorífico, es aconsejable hacerlo en recipientes cerrados o envasados al vacío. No deben tocar la pared del fondo y hay que dejar espacio entre ellos para que el aire circule correctamente.
Servir en pequeñas cantidades
Típico que el plato tiene demasiada comida y la sobra va directo a la basura. Para que esto no vuelva a ocurrir sirve menos cantidad en el plato, porque si la persona desea más se puede repetir si consideraste más alimento, la idea de esto es evitar el desperdicio. Recuerda que si aún queda comida se puede guardar el algún pote hermético y volver a utilizar en una nueva preparación.
Volver a utilizar el aceite
Si la comida implica freír, no es necesario que se ocupe una nueva porción de aceite cada vez. El aceite ya ocupado se puede volver a reutilizar filtrándolo, cuando ya tome un color oscuro y tono espeso. Recuerde que la mezcla de aceites no es aconsejable, porque se acelera su deterioro.
Piensa en el impacto ambiental de la comida en la basura y crea consciencia sobre una temática que, insistimos, es responsabilidad de todas y todos.
Fuente: Avacu
Foto: ruben_mendez (cc Flickr)