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La soja desde un punto de vista funcional

Conoce los compuestos que hacen que la soja sea un alimento funcional

Las semillas de soja son una fuente natural de proteínas de alta calidad nutricional, ya que poseen un relativo aporte de aminoácidos esenciales. En concreto, su contenido en proteínas es casi equivalente al de origen animal (carne, leche y huevos). También hay que resaltar su riqueza en hidratos de carbono complejos y fibra dietética.

Paralelamente a su elevado valor nutricional, la soja contiene una serie de compuestos químicos denominados fitoestrógenos (fitoquímicos específicos), con efectos beneficiosos para la salud. De hecho, los especialistas destacan sus probados beneficios a la hora de reducir el colesterol y prevenir las enfermedades cardiovasculares, así como para paliar los efectos secundarios de la menopausia.

Fitoestrógenos (Isoflavonas y Lignanos)

Se sabe que los estrógenos humanos están implicados en la génesis y progresión del cáncer de mama, aunque el rol preciso de los estrógenos en dicha forma de cáncer permanece prácticamente desconocido.

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Los estrógenos son promotores cancerígenos naturales del cuerpo humano (hormonas) y su implicación está demostrada in vivo e in vitro.

Los compuestos estrogénicos derivados de plantas, los fitoestrógenos, influyen sobre el riesgo de cáncer de mama en el sentido de que inhiben los efectos dañinos de los estrógenos naturales del organismo humano. Por otro lado, los fitoestrógenos actúan como inhibidores de las proteasas evitando que las células malignas puedan extenderse rápidamente.

El grupo de estrógenos vegetales que posee la soja incluye lignanos e isoflavonas (ej: la genisteína). Aunque las fuentes de lignanos e isoflavonas y sus metabolitos, incluyen los cereales, frutas, bayas, semillas de lino y legumbres, la fuente más importante son los granos de soja.

La función precisa de los compuestos fitoestrógenos en afectar el riesgo de cáncer de mama es muy compleja. Parece improbable que las mujeres estén expuestas a un solo compuesto fitoestrogénico simple, ya sea bueno o malo, debido a que generalmente las dietas son complejas y variadas.

De este modo, la exposición a compuestos fitoestrogénicos probablemente es continua, con el balance de exposición Bueno o Malo cambiando constantemente con la cantidad y naturaleza de lo que se consume, y el momento en el que se consume.

En países como Japón, donde el promedio de fitoestrógenos ingeridos oscila entre 20 y 50 miligramos diarios, el riesgo de padecer cáncer de mama es entre cinco y ocho veces menor que en Europa occidental, donde la media es de 1 miligramo diario.

Como parece probable que esto varíe de un individuo a otro, la determinación del papel o contribución de una exposición fitoestrogénica durante la vida de un individuo a su riesgo de cáncer de mama puede ser muy difícil.

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