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Vino tinto en Nochebuena, ¿con qué lo maridamos?

Cuatro tipos de vinos tintos, muchas posibilidades para maridarlos. Conoce qué plato les viene mejor.

Seguro que todavía no tenéis muy claro con qué deberíamos maridar un vino tinto esta noche. Es un poco complicado buscar soluciones, en especial porque la cena ya estará definida. Pero tal vez tengamos diferentes vinos tintos en casa y podamos decidir exactamente cual es el que mejor le vendrá a ese solomillo, o a ese cordero, o a ese lomo de caza que tenemos para cenar en Nochebuena.

Tintos jóvenes

Los tintos jóvenes, ligeros y con notas de frutas recién elaborados, salidos de la fermentación son los acompañantes de las comidas en todo su esplendor.

Con su sabor de frutas, acompañados de una acidez aceptable y un contenido de alcohol relativamente bajo, abren el apetito, refrescan y apagan la sed.

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El sabor y aroma de este vino lo hace ideal para acompañar cantidad de platos, pero de elaboraciones simples, platos nada sofisticados ni muy elaborados, y tal vez por eso no sean el mejor acompañante para una cena de Nochebuena. Aunque no podemos generalizar, son vinos ideales para el acompañamiento de banquetes (puesto que son fáciles de beber), comidas informales, puesto que en este tipo de comida no se busca la degustación, sino que solamente quieren saciar el apetito con comidas suculentas.

Tintos maduros y especiados

Los primeros son muy agradables a la hora de la comida y más si están aterciopelados, con la entrada y paso por boca suave y sedosa.

Estos vinos se caracterizan por su cuerpo y su fruta, pero con la ligera presencia de la madera, diciéndonos que el vino ha madurado en roble y dando los caracteres de suavidad y aterciopelados.

Al tener unos taninos bajos, el abanico de sabores lo detectamos fácilmente. La acidez también es baja y cuando las uvas están maduras, el contenido de alcohol tampoco nos molesta al estar muy bien integrado.

Estos vinos son ideales para maridar con comidas no demasiado pesadas, con un ligero amargor y ácido. También podríamos acompañarlos con picantes y salados. Una salsa que iría bien sería una agridulce. Podríamos decir que iría con carnes especiadas, puesto que es la característica que le falta al vino.

En segundo plano tenemos los vinos especiados. En este tipo de vinos no destaca el cuerpo, ni su persistencia, pero sí unas notas especiadas que nos refuerzan la madera.

Estos vinos tienen muy bien integrado la acidez con el dulzor y los aromas de especies, puede que nos recuerden a alguna fruta como la frambuesa o la grosella.

Por este motivo, no conviene mezclar este vino con platos corpulentos, pues perderíamos la sutileza del vino, pero lo podríamos maridar con salsas que contengan mucha mantequilla o cremas. Carnes que sean magras también podrían ir perfectamente e incluso con verduras setas y perfectamente con productos otoñales.

Tintos potentes con taninos

Estos vinos son mirados desde la lejanía porque el maridaje se entiende difícil, puesto que son vinos con un color casi oscuro, taninos potentes y con bastante cuerpo. También su contenido elevado de alcohol y su estancia en la madera hacen que nos den unas notas dulces difíciles de maridar. Aunque debemos tener en cuenta, que estos vinos contienen los tres sabores básicos, amargo por los taninos, dulce por la glicerina y ácido por el vino.

Estos vinos acompañan perfectamente las carnes de caza, pescados con salsas muy potentes, productos ácidos como quesos, verduras otoñales y productos que sepan a tierra.

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